Ensayo: Patricio Muñoz Palacios.

Universidad de Concepcion.
Facultad de educación.
Depto de Ciencias de la Educación.

Concepción, abril 27 de 2015
Patricio Muñoz Palacios.
Profesor Dr. Daniel Neira.

Lunes 27 de abril del 2015

Ensayo sobre vida y experiencia escolar y teorías de la educación.


¿Qué aplicaciones de las teorías de la educación se encontraban presentes dentro de mi realidad escolar?

La educación ha sido estudiada a lo largo de toda la Historia y a través de distintos puntos de vista, y como se me ha encargado a mí, al igual que mis compañeros, en este ensayo debo hacer una regresión a mis días de estudiante de enseñanza media y básica, para relacionar mi realidad escolar con las diversas teorías de la educación que existen y que pueda ser capaz de desarrollar, tales como las teorías del capital humano, la paideia, la reproducción cultural, el funcionalismo y la educación como forma de aprender a pensar.

El funcionalismo relaciona los diferentes elementos de la sociedad en un sistema orgánico, y postula que estas partes funcionan armoniosamente con un fin, integrando a los individuos al sistema con una aceptación de normas y valores. En este sentido, es sencillo relacionarlo con una Institución educativa. En mi caso, estudié en un colegio que entra en la categoría de particular pagado, y perteneciente a la fundación educacional Cristo Rey, por lo tanto, había una divulgación de los valores cristiano-católicos (por muy escasa que fuera). Según Durkheim: “la función colectiva de la educación es adaptar el niño al medio social, convertirlo en un individuo útil dentro de la sociedad ", y era posible detectarlo en este medio en el que me veía inserto; el hecho de tener la posibilidad de participar en un inserción laboral en donde se empieza a tener nociones del trabajo del profesional, la preocupación constante de mis profesores de que yo no fuera un simple número dentro de la sociedad que se dedica a recibir órdenes sin pensar, las oportunidades de organización (aunque no muchas) entre nosotros, los estudiantes, constituían una preparación para nosotros, que nos lanzábamos cada vez más a la sociedad. Este testimonio lo pude ver en muchos otros establecimientos de diversa índole, lo que me hace pensar que el funcionalismo se lleva a cabo cada vez más en los colegios y escuelas, por lo menos en Concepción, y es el funcionalismo lo más fácil de reconocer para mí en este recuerdo de mi escolaridad.

Si bien el desarrollo de la máxima capacidad del ser humano no era un gran pilar en donde yo estudiaba, se hacía presente la “herencia” de valores y de cultura, tal como plantea la “paideia” griega, que busca el cultivo del carácter social de una comunidad determinada. Esta idea se desarrollaba un tanto menos que la anterior, puesto que los valores sociales se traspasaban más en el ámbito  religioso de mi colegio, del cual no todos se hacían parte. El sacerdote estaba presente pero no muchos sentían empatía con él ni mucho menos algo de cercanía, por lo que la misma comunidad optó por traspasar un carácter cristiano que a la mayoría pareció válido. Algo similar sucedía con el arte y las expresiones creativas, pilares fundamentales para la integralidad del ser humano, que dentro de lo que les permitía el ajustado horario del colegio, se desarrollaban con efectividad, aunque no la suficiente como para alardear frente a los demás colegios. En síntesis, la visión del educador como “escultor del alma humana” era tomada en serio ligeramente menos que la idea del funcionalismo, lo cual me decepciona un poco.

La educación constantemente se modela de acuerdo a lo que necesita la sociedad, y debe ser un fundamento para que los partícipes de la educación aprendan a pensar y no a ser esclavos de una sociedad de repetición y procedimientos mecánicos. Es por esto que en un colegio en el que se alardea de excelencia y buenos puntajes que poco y nada tienen que ver con calidad educativa debería existir una constante renovación de las herramientas de los educadores, que debo admitir que una mínima parte de ellos se preocupaba de aquello. La mayoría de los que trabajaban como profesores se ceñía a una manera muy mecánica de ver ciertas ramas del intelecto, condicionándonos a una estricta manera de resolver situaciones, y es una de las cosas que más critico, porque si bien se preocupaban por hacernos partícipes de una sociedad, lo hacían sin pensar que nos veríamos en una sociedad que no necesita pensamientos mecánicos, si no elaborados y adaptables.


El capital humano se define como un aumento en la capacidad de la producción de los trabajadores, mejorando sus capacidades. Esto se ha visto a lo largo de la historia, siendo la vinculación  entre educación y progreso económico algo esencial, algo así como dos variables que son directamente proporcionales entre sí. El desarrollo o aumento del capital humano en la educación, según mi parecer a lo largo de mi vida, depende del tipo de establecimiento, ya que no he visto el mismo aumento en el desarrollo de las capacidades de los trabajadores y profesores en otros colegios o escuelas en donde el valor de la matrícula y la mensualidad son menores o incluso no hay, y esto es por razones obvias. Por lo menos he visto un avance en el capital humano dentro del medio en que estaba inserto. Sin embargo, pasa que el aumento de la capacidad no siempre es debido a la educación recibida, y es una de las críticas constantes al capital humano.

En toda sociedad, hay subgrupos que imitan la estructura de lo macro, y esto sucede también en los colegios, y sucedía en el mío, donde el sistema de evaluación y convivencia determinaba a los estudiantes “sobrepasados” y “dominados” y a los que tienen un prestigio o clase dentro de la comunidad, esto lo dirigían entidades cuyo cargo era superior a un profesor, por lo que se mantenía y se ejercía constantemente. El hecho de tener necesariamente un grupo de estudiantes que “representa” a todos o a la mayoría y que esté formado por los más populares y que no tienen necesariamente una convicción de servicio público me suena a una imitación de la sociedad y la política chilena de hoy. En este caso, muy a mi pesar, se hace efectiva la reproducción cultural, y en mi período escolar se sentía como un círculo vicioso que no terminaba nunca, un eterno remedo de la sociedad enferma y la política desprestigiada.

En conclusión, puedo decir que las teorías de la educación se hacen presentes en cada establecimiento y casi de igual manera, dependiendo de diversos factores. Desde mi posición pienso que la educación es una herramienta fundamental que nos ha acompañado desde los principios de la humanidad, forjando un carácter y lo más importante, traspasándolo de generación en generación para que la sociedad del siglo XXI siga utilizándolo para generar conocimiento y moldear la estructura social. Luego de este trabajo, quisiera quedarme con la idea de la paideia, de que el educador es el “escultor del alma humana”, y seguir desarrollándolo para poder ser un elemento de cambio dentro de la sociedad chilena.

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